Ayer me vi algo que nunca había visto (Yesterday I saw something I had never seen)
El año pasado fui de vacaciones con mis amigos de siempre (Last year I went on vacation with my old friends)
Me desperté y él aún seguía platicando (I woke up and he was still talking.)
Yo nunca he podido viajar al extranjero (I have never been able to travel abroad)
Vosotras siempre me enviáis fotografías de sus viajes a España (You always send me photographs of his trips to Spain)
¿Qué haré para que siempre pueda ganar? (What will I do so that I can always win?)
En la fiesta siempre debe haber música (At the party there should always be music)
Nunca digas nunca jamás (Never say never ever)
Nosotras aún tenemos condición física para competir en un maratón. (We still have the physical condition to compete in a marathon)
Y todavía le quedaba fuerza para seguir en la competencia a pesar de estar herido. (And he still had the strength to stay in the competition despite being injured.)
Narciso era hijo de Cefiso y de Liriope. Cefiso era un dios del río en la mitología griega, asociado al río del mismo nombre, que descendía de algunas de las deidades primigenias de Grecia. Por otra parte su madre, Liríope, era una ninfa, siendo estas unos espíritus asociados con la naturaleza, y más concretamente en el caso de Liríope asociadas a los ríos.
Liriope fue avisada por un vidente ciego de Tebas, cuyo nombre era Tiresias, de que su hijo sería muy feliz y viviría muchos años, <u>siempre y cuando nunca mirara su imagen reflejada en ningún sitio. </u>Esto era algo complicado de cumplir, ya que ambos progenitores de Narciso eran criaturas mitológicas asociadas a los ríos, lugares donde Narciso podía ver fácilmente su imagen reflejada.
Narciso era un joven extremadamente atractivo y bello, siendo capaz con su sola presencia de enamorar a todos los hombres y mujeres que le vieran, aunque solo fuera una vez. Esto hacía que Narciso fuera una persona demasiado vanidosa, despreciando a todo aquel que se enamorara de él, y siendo incapaz de ver la belleza de nada más, ni siquiera de la naturaleza que le rodeaba. Y fue esta gran vanidad la que nos lleva hasta su mito.