Anoche salí con (1)<u> algunos</u> amigos al nuevo bar-restaurante El Tigre y lo pasamos tan mal que(2)<u> jamás </u>volveremos a comer allí. Mi amigo Nicolás es muy impaciente; (3) <u>siempre</u> llama uno o dos días antes para reservar una mesa porque no le gusta esperar. En este caso Nicolás reservó una mesa para cuatro personas para las diez de la noche. Llegamos a las diez en punto y ¡no había (4) <u>ninguna</u> mesa para nosotros!
Tuvimos que esperar casi una hora para sentarnos. Nicolás estaba furioso y yo (5) <u>también</u> me sentía un poco enojado. Pero lo peor fue la camarera; pasaba por todas las mesas y (6)<u> ni siquiera</u> miraba hacia la nuestra. Cuando por fin se apareció, le pedimos unos vasos de agua, pero <u>no </u>(7) los trajo nunca. Creo que en El Tigre(8) <u>cualquier</u> persona se muere de sed...