Actividad física vigorosa (el calambre puede ocurrir durante o después del esfuerzo físico).
Deshidratación (importante causa en longevos y en quienes usan diuréticos).
Embarazo (por lo general los calambres es causado por bajos niveles de magnesio).
Trastornos hidroelectrolíticos, principalmente depleción de calcio y magnesio.
Fractura ósea (como autoprotección, los músculos alrededor de la lesión se contraen involuntariamente).
Alteraciones metabólicas como diabetes, hipotiroidismo, alcoholismo e hipoglucemia.
Enfermedades neurológicas, como Parkinson, enfermedades de la neurona motora o enfermedades primarias de los músculos (miopatías).
Insuficiencia venosa y várices en las piernas.
Largos periodos de inactividad (quedarse sentado en posición inadecuada, por ejemplo).
Alteraciones estructurales, como pie plano y el genu recuvatum (hiperextensión de la rodilla).
Hemodiálisis.
Cirrosis hepática.
Deficiencia de vitaminas B1, B5 y B6.
Anemia.