Con la llegada de los europeos del siglo XVI al territorio que sería renombrado como América, el discurso para explicar lo que a sus ojos se presentó como un "Nuevo Mundo" elaboró una representación que lo reordenó y reclasificó. Para lograr esto se implementarían diversos mecanismos de colonización sobre los pueblos y sus culturas. Narrar esos acontecimientos sería también una herramienta de imposición y justificación de un nuevo orden colonial. En este contexto, las diversas formas de nombrar y representar lo divino serían encubiertas del valor y contenido otorgados por los pueblos indígenas. Iniciando un largo proceso de colonización de la memoria-historia de los pueblos indígenas.
Los consideraban como "bestias", es decir, no los consideraban como humanos y por tanto los trataban como entes sin raciocinio ni pensamiento.
Los representantes en la tierra, del dios de los colonizadores les dictaban que debían exterminar a todo aquel que no profesara su misma religión pues eran una expresión "diabólica".