La principal razón por la cual la economía exportadora de América Latina repuntó después de la Primera Guerra Mundial fue el hecho de que, tras la guerra, los centros de producción de materia prima de Europa habían quedado destruidos o gravemente dañados. Ademas, las potencias europeas no podían focalizarse en la explotación de sus colonias en África, dado que debían primero reestablecer sus economías internas.
Esta situación generó que los países del único continente en el que no se había desarrollado el conflicto, América, se convirtieran en los principales productores de materias primas a nivel global. Así, países como Argentina, Brasil o México se convirtieron en los principales proveedores de granos y carnes de las grandes potencias europeas, principalmente Gran Bretaña y Francia.