Miro al rededor de la plaza de mi pueblo y puedo distinguir niños patinando, personas bebiendo un café caliente, en el centro de la plaza hay muchachos practicando en su clase de patinaje, gente mayor leyendo su periódico, desde aquí se ven preciosas las montañas que rodean a este pintoresco pueblo, esas montañas que son dignas de escalarse o, por lo menos, caminar por sus veredas.