Cierta ciudad fronteriza entre México y Estados Unidos, la línea que separa los dos países está marcada por monumentos a lo largo de una de las calles. A un lado de la línea se pueden ver casas de adobe grises, bajas y sórdidas, gente pobremente vestida tomando el sol, las calles limpias pero sin pavimentar y deprimentes. Al otro lado de la línea, las casas y la vestimenta de las personas, sus hábitos y alegría, muestran otra vida. Vi esas condiciones en esa ciudad hace muchos años, cuando no había ningún indicio de revolución en México.