Uno de los rasgos característicos de las ciencias sociales en nuestros días es la conciencia generalizada de crisis y, en particular, la crisis de las divisiones disciplinarias existentes, El caracter insatisfactorio de los límites reconocidos entre las distintas especialidades científicas se pone de manifiesto por los esfuerzos que se realizan dentro de cada disciplina para rebasar dichos límites e incorporar teorías, métodos o puntos de vista procedentes de disciplinas limítrofes, estableciéndose así relaciones que hasta hace poco eran totalmente insospechadas. La evolución reciente de nuestra ciencia tras el descubrimiento del amplio campo de la geografía de la percepción y el comportamiento y el establecimiento de relaciones entre geógrafos y psicólogos constituye un ejemplo de ello, entre los muchos que podrían aducirse.
Es cada vez más evidente que se impone una reorganización de los campos del saber,y de los límites entre las distintas ramas especializadas de la ciencia. Un cierto número de científicos tienden a creer que se hace preciso una liquidación de muchas de las ramas científicas hoy existentes con vistas a una reorganización de los campos disciplinarios, para hacer posible una más libre y más imaginativa reflexión científica en la resolución de problemas concretos planteados.
En una situación como la presente, puede resultar particularmente fructífero el estudio del proceso de institucionalización de las ciencias. Si llegamos a comprender los factores que condujeron a la institucionalización de unas ciencias y al fracaso de los embriones de ciencias que podían facilitar marcos alternativos de desarrollo científico quizás estaríamos en condiciones de comprender su evolución posterior y de poder proceder más fácilmente a una reorganización de los campos del saber.
Desde esta perspectiva nos parece que resulta particularmente interesante una reflexión sobre el proceso de institucionalización de la geografía y sobre la aparición de la comunidad científica de los geógrafos. Pero el análisis de los orígenes y evolución de esta ciencia y de la historia del pensamiento geográfico no debe hacerse con una intención apologética -como es corriente en las historias de la geografía y, de hecho, en la mayor parte de las historias de las diferentes ciencias- sino que debe realizarse para plantear problemas generales que son relevantes para las distintas ciencias sociales, a las que los geógrafos pueden aportar el conocimiento y experiencia que tienen de su propia ciencia.