Explanation:
Por ejemplo, podemos decirle que unos niveles de glucosa o de hemoglobina glicosilada (HbA1c, porcentaje de una proteína de los hematíes que está unida a glucosa) alterados implican que la diabetes no está controlada; unos niveles altos de gamma glutamil transferasa (GGT) indican que la ingesta de alcohol debe reducirse, o unos niveles altos de creatinina no conocidos previamente indican que hay que aumentar el consumo de agua”.
Ante un descenso o elevación aislada de alguno de los parámetros que se describen a continuación, “debe ser el médico quien valore su significado e importancia, teniendo como marco de referencia la historia clínica del paciente, la existencia de otros síntomas y las circunstancias personales de la persona en cuestión, como su estilo de vida, su nivel de estrés o la medicación que esté tomando”, subraya el hematólogo.
¿Qué datos aparecen reflejados en una analítica sanguínea común?
Normalmente, señala Fernández Arandojo, los datos que más se solicitan para el estudio son el hemograma y la bioquímica sanguínea.
El hemograma mide la concentración de cada uno de los elementos celulares de la sangre (glóbulos rojos, glóbulos blancos o leucocitos y plaquetas). También comprueba si las células tienen una forma y estructura normales o si están alteradas.
La bioquímica sanguínea es el estudio de las sustancias químicas presentes en la sangre. En general, estos parámetros informan sobre el estado y la función del hígado, el riñón, la diabetes, entre otros. Así, incluye la glucemia (niveles de glucosa en sangre), iones (sodio, potasio, calcio...), enzimas hepáticas (GOT, GPT, GGT), parámetros de función renal (urea y creatinina), colesterol (HDL y LDL), triglicéridos, perfil férrico (hierro, ferritina y transferrina), vitamina B12, ácido fólico, enzimas tiroideas (T3, T4 y TSH) y enzimas de citolisis (LDH).
En la bioquímica “también se pueden solicitar marcadores tumorales (por si existiese sospecha de cáncer o tumor), hormonas (ante alteraciones en el ciclo menstrual) o niveles de determinados fármacos que deben registrarse (como la digoxina, el litio, el ácido valproico o la carbamazepina)”, añade Turégano.
“No existen unos valores estándar que sirvan para todo el mundo, ya que los resultados son estadísticos. Cada persona cuenta con unos valores determinados en base a su sangre y en función a las referencias estadísticas. Los valores estándar, además, pueden variar ligeramente dependiendo de cada laboratorio. En última instancia, será el propio médico quien determine si existe, o no, alguna alteración”, insiste el especialista en Hematología.