Atomic mass Ca = 40.078 a.m.u
40.078 g -------------------- 6.02x10²³ atoms
72.8 g ---------------------- ??
72.8 x ( 6.02x10²³) / 40.078 =
4.38x10²⁵ / 40.078 = 1.093x10²⁴ atoms
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When it comes to ecosystems, a mountain, a river, and a cloud have more in common than you might think. Abiotic factors have specific and important roles in nature because they help shape and define ecosystems.
Biotic and Abiotic Factors
An ecosystem is defined as any community of living and non-living things that work together. Ecosystems do not have clear boundaries, and it may be difficult to see where one ecosystem ends and another begins. In order to understand what makes each ecosystem unique, we need to look at the biotic and abiotic factors within them. Biotic factors are all of the living organisms within an ecosystem. These may be plants, animals, fungi, and any other living things. Abiotic factors are all of the non-living things in an ecosystem.
Both biotic and abiotic factors are related to each other in an ecosystem, and if one factor is changed or removed, it can affect the entire ecosystem. Abiotic factors are especially important because they directly affect how organisms survive.
Examples of Abiotic Factors
Abiotic factors come in all types and can vary among different ecosystems. For example, abiotic factors found in aquatic systems may be things like water depth, pH, sunlight, turbidity (amount of water cloudiness), salinity (salt concentration), available nutrients (nitrogen, phosphorous, etc.), and dissolved oxygen (amount of oxygen dissolved in the water). Abiotic variables found in terrestrial ecosystems can include things like rain, wind, temperature, altitude, soil, pollution, nutrients, pH, types of soil, and sunlight.
The boundaries of an individual abiotic factor can be just as unclear as the boundaries of an ecosystem. Climate is an abiotic factor - think about how many individual abiotic factors make up something as large as a climate. Natural disasters, such as earthquakes, volcanoes, and forest fires, are also abiotic factors. These types of abiotic factors certainly have drastic effects on the ecosystems they encounter.
A special type of abiotic factor is called a limiting factor. Limiting factors keep populations within an ecosystem at a certain level. They may also limit the types of organisms that inhabit that ecosystem. Food, shelter, water, and sunlight are just a few examples of limiting abiotic factors that limit the size of populations. In a desert environment, these resources are even scarcer, and only organisms that can tolerate such tough conditions survive there. In this way, the limiting factors are also limiting which organisms inhabit this ecosystem.
La fuerza de la gravedad depende de la masa (el peso) de cada objeto. La fuerza con que se atraen dos objetos es proporcional a su masa y disminuye rápidamente en el momento en que los separamos. De hecho, nosotros también atraemos objetos con ‘nuestra’ fuerza gravitatoria, pero pesamos tan poco que no podemos percibirlo. En cambio, el Sol es tan grande que es capaz de mantenernos girando a su alrededor a pesar de estar muy lejos. La Luna también ejerce su propia fuerza gravitatoria, pero, como es más pequeña y ligera que la Tierra, si nos pesásemos sobre su superficie veríamos que pesamos unas seis veces menos que en la Tierra.
Podríamos preguntarnos por qué la Luna no cae sobre la Tierra al igual que una manzana cae del árbol. La razón es que nuestro satélite nunca está quieto. Se mueve constantemente a nuestro alrededor. Sin la fuerza de atracción terrestre, se alejaría flotando en el espacio. Gracias a esta combinación de velocidad y distancia de nuestro planeta, la Luna siempre está en equilibrio, ni cae ni se aleja. Si se moviera más rápido, se alejaría, si se moviera con más lentitud, ¡caería!
Hemos dicho que la fuerza de la gravedad también depende de la distancia. Si nos alejásemos lo suficiente de la Tierra, escaparíamos a su fuerza de atracción. Y eso es lo que tratamos de hacer con las naves espaciales. Necesitamos superar la llamada ‘velocidad de escape’, que es aproximadamente 11,2 km/s (a esa velocidad, podríamos viajar de Londres a Nueva York ¡en tan solo 10 minutos!). Cuando un cohete alcanza esa velocidad, ya es libre para viajar por el sistema solar.
Dentro de una nave en órbita, no sentimos la fuerza de la gravedad terrestre. Los objetos no caen, sino que flotan, así que si saltas, no regresas al suelo. Es lo que les ocurre a los astronautas cuando están a bordo de una estación espacial que orbita alrededor de la Tierra.